- M A N I F I E S T O -
CAMPAÑA DEL ASCO 2008
¿Realmente irás a las urnas este 4 de noviembre pensando que votarás por una persona que te representa a ti, a tu familia y que trabajará diligentemente por tu bienestar?
¿Sí? Pues que te parta un rayo. Lárgate.
Pero si perteneces al 99.9% que votan desilusionadamente por uno de los dos monstruos rojiazules con la esperanza de que gane el "menos malo", o simbólicamente das tu voto a un partido minoritario que quizá ni te apasiona y que, para bien o para mal, no llegará a los centros de poder a no ser que sea en una gira turística, plantéate la posibilidad de apoyarnos. Si ya has votado alguna vez o si esta será la primera vez que tengas la oportunidad de hacerlo, posiblemente ya sabes que los políticos de este país dan un asco y una rabia difícil y casi imposible de expresar.
Un eunuco mental (entiéndase Daddy Yankee) al servicio de McCain y la chulería tiene la cara de lechuga para decirte “vota o quédate callao.” Su contraparte (entiéndase Don Omar) se ha politizado igualmente y apoya a Obama y espera que tú lo hagas también, y quizá podrías si no fueras lo que eres, un ciudadano de segunda. La mayoría del resto de las plastas y moluscos de este país les sirven de voceros a lo papagallo con sus respectivas preferencias locales, y ese nido de ratas (o gobernantes.. las cosas por su nombre) saben que no tienen que esforzarse mucho en esconder su descaro y satisfacer a un pueblo que reiteradamente ha demostrado que no representa para ellos la más mínima amenaza.
Quedan rezagos de vergüenza en esta balsa a la deriva llena de jeringuillas, bolsas vacías de McDonalds y pichoncitos desnutridos con su piquito abierto esperando que venga el gran águila con lombrices masticadas a alimentarles y darles direcciones. Esos rezagos de vergüenza no suscribimos a este sistema podrido, ni a los pedazos de mierda nauseabunda que tenemos por gobernantes ni a los que este cuatrenio, como todos los pasados y todos los que vendrán, intentarán reemplazarles. La repulsa e indignación que nos hacen sentir no cabe ni en tres X ni en veinte.
¿QUÉ HACER?
Aquí te planteamos una alternativa bastante directa y provocadora, al menos dentro de los confines que nos ha delimitado la gran patria de las aceras de oro y sus caporales nativos.
El voto es privado y tienes un espacio igualmente privado y fuera del ojo público para poner ese santo, sagrado y muy efectivo derecho en acción. Una vez deposites las papeletas debidamente dobladas dentro de la urna correspondiente, no hay absolutamente nada que pueda ligarte a ellas. Podrías escribir tres o cuatro insanidades en las papeletas y quedarte satisfecho, pero tu conciencia no te engaña y quieras o no, chocas contra la pared cuando te das cuenta que simplemente será descartada a la hora del conteo sin ningún problema. No será tomada en cuenta. Quisieras hacer algo más contundente sin tener que recurrir a un arma de fuego. Pues bien, nosotros creemos firmemente que una situación y realidad tan asqueante y ridícula como la de nuestro país requiere de reacciones igualmente ridículas en unos comicios electorales que poco podrían hacer para cambiar el estado de las cosas. Déjales saber que no te inspiran ni confianza ni simpatía ni esperanza de un mejor porvenir, sino asco.
Cágate en las papeletas. Sí, literalmente. Cágate en la estatal, cágate en la municipal y por lo que más quieras, por favor cágate en la legislativa.
¿CÓMO HACERLO?
¡No pretendemos que te pongas a cagar en la caseta electoral! Aunque si te atreves, santo y bueno. Te admiramos. Pero hay mejores formas de transportar tu mierda a la caseta electoral. Siéntate en el baño de tu casa o más cercano con tu libro favorito. Cuando estés listo para soltar tu vergüenza, pon una bolsa de plástico impermeable (como una ziplock) debajo del culo para rescatarla. Consérvala en la nevera o congelador (es impermeable, no va a pasar nada) si temes a no poder o no tener ganas de soltar el leño el mismo día de las elecciones.
Ese día, llévala en el bolsillo de un pantalón ancho o en donde puedas. Al llegar a la caseta electoral, con las tres papeletas en tu mano, deposita la masa de vergüenza sobre cada una y empieza a regarla con alguna tarjeta o trozo de papel que traigas contigo, sin saturarla demasiado para evitar transparencia. Dóblalas bien tal y como te explicarán en el colegio electoral y asegúrate de saber en cuál urna debes depositar cada una para que ningún funcionario tenga que instruirte y note algo raro. No tengas miedo de que vaya a apestar: las papeletas estarán debidamente dobladas y la mierda no estará expuesta. ¿Y qué si huele un poquito mal? Pues coño. ¿Quién no se tira un peo de vez en cuando? Deposita las papeletas en las urnas correspondientes y sal del colegio electoral con la frente alta, conciente de que has ejercido tu sacro, santo y efectivo derecho al voto como cualquier otro ciudadano de bien. Come mucho maíz los días previos a las elecciones. ¡Sé creativo!
Manifiéstales tu más profundo rechazo y disgusto de la forma más contundente y literal posible.
ESTE 4 DE NOVIEMBRE, ¡CÁGATE EN LAS PAPELETAS!
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